MARÍA JOSÉ MÍNGUEZ RUIZ: MODISTA.
«EL TRAJE POPULAR DE CANTABRIA, UNA PODEROSA HERENCIA DEL PUEBLO, QUE POR FIN ENCONTRÓ SU PUREZA»
Autor del texto: Pedro L. Madrazo.
María José es una persona que atesora oficio y magisterio a partes iguales, como así lo atestiguan los más de treinta años que lleva enseñando a coser a muchas mujeres y a algún hombre de Santander a golpe de hilo, aguja y dedal. Cántabra de nacimiento, por motivos profesionales de su padre, nació en Vega de Pas. Quizás esta última circunstancia familiar alentó su interés por conocer y divulgar las tradiciones de cada rincón de Cantabria. De naturaleza vitalista, es escuela viva del patronaje y de la confección del traje popular cántabro. Atesora sabiduría con respecto al vestir de los mozos y mozas de antaño, sabiendo que detrás de aquellas vestimentas hay arte en cada hilo, en cada cosido y en cada puntada de faltriqueras, corpiños, sayas, mantillas, delantales, escarpines, camisas y chaquetillas o jubones.
Muestra orgullo y satisfacción por vestir el siempre elegante traje de sus raíces, que se nota a primera vista. Aunque mayormente es de colorido sobrio y pobre en ornamentos y en sus tejidos de lino y lana, sin embargo en ocasiones es un poco más lujoso, como el de las pasiegas. Unos atavíos de los diferentes valles cántabros derivados de las modas del siglo XVIII, que lamentablemente poco a poco se fueron desechando durante la segunda mitad del siglo XIX, hasta su completo olvido entrado ya el siglo XX. Incluso acabar conociéndose durante muchos años al traje popular de Cantabria como la grotesca indumentaria femenina compuesta por un falduca roja con dos tiras de terciopelo, un justillo de cordones, medias y alpargatas de cintas.
En los años ochenta del pasado siglo, un entusiasta Gustavo Cotera se hizo adalid del vestido tradicional del pueblo cántabro. A través de la Asociación para la Defensa del Traje Popular Cántabro denunció las modificaciones que habían sufrido los llamados “trajes típicos” al capricho y arbitrio personal de quienes los habían lucido, hasta convertirlos casi en un disfraz. De manera apasionada reivindicó que eran trajes del pueblo, de la tierra, y por consiguiente debían ser fieles a la tradición. Tiempo antes, el antropólogo y etnógrafo Luis de Hoyos Sainz ya aconsejaba sobre la urgencia de estudiar e investigar las variantes del traje tradicional de Cantabria.
El traje ha estado presente en la vida cotidiana del individuo no sólo para abrigarse, sino para poner en valor su posición social. Al tiempo las vestimentas han sido también indicadoras de los quehaceres de las gentes, y son, igualmente indicadoras de una etnografía y un folclore con características territoriales peculiares. Vinculado principalmente con el mundo rural, estas prendas de vestir estaban confeccionadas básicamente con tela de lino y lana, y tejidas en un ambiente familiar, convirtiéndose así en un vehículo esencial de información sociológica.
Fruto de los diferentes trabajos publicados de estos pioneros en la investigación etnográfica, antes mencionados, surgen personas como María José que con interés e ilusión han ejercido la docencia sobre la confección del traje popular cántabro, proclamando la autenticidad y rigor de estos viejos atavíos tradicionales. En la memoria de los amantes a nuestras tradiciones quedan sus dos libros acerca del patronaje en la laboriosa confección de los trajes populares de las diferentes variantes comarcales cántabras. En ambas ediciones se puede leer de manera seria y responsable como hay que situar cortes, y coser costuras, ojales, lorzas, cintas, etc... sobre los paños de los trajes de la zona oriental, trajes de la costa, trajes montañeses, pasiegos, del sur de Cantabria, de los valles occidentales...
Como cántabra, María José Mínguez Ruiz ha vivido siempre fiel a sus raíces y a las tradiciones populares que ha recibido de sus predecesores, y con honestidad ha querido transmitir este legado y darlo a conocer a su familia y a las nuevas generaciones por medio de la enseñanza en materia de costura en la confección artesanal del traje popular cántabro y del traje de época. Gracias a personas como ella se ha recuperado la ilusión por conocer y vestir las vestimentas tradicionales de Cantabria, que forman parte de la historia íntima y familiar de sus gentes.
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