Impartida por Francisco A. González Redondo (Profesor de la Universidad Complutense de Madrid).

Día: Viernes, 11 de mayo. Lugar: sede de ADIC (Santa Lucía, 45 – Santander). Hora: 20:00h. Entrada libre hasta completar el aforo.

Leonardo Torres Quevedo (Santa Cruz de Iguña, 1852 - Madrid, 1936) es el ingeniero español más universal y constituye una personalidad clave del Patrimonio de Cantabria. No es de extrañar que, en 1930, Maurice d’Ocagne, Presidente de la Sociedad Matemática Francesa, lo caracterizara como “el más prodigioso inventor de su tiempo”. Patentó desde el Valle de Iguña (Cantabria) el primer teleférico concebido para personas del mundo (1887), el transbordador. Llevó hasta el límite la aplicación de la tecnología mecánica a las máquinas de calcular con sus máquinas algébricas (1893‐1901).

Concibió un sistema de dirigibles autorrígidos (1902-1906) que, ensayados y patentados en España, Francia y el Reino Unido, se consagraron durante la I Guerra Mundial en las Armadas de Reino Unido, Francia, Rusia y EE.UU., y se han seguido construyendo en Francia y Rusia en el siglo XXI. Inventó el primer mando a distancia, el telekino (1902-1906), ensayado con éxito en 1905 y 1906 en Madrid y Bilbao, y que constituye el precedente de los actuales drones, tal como certificó en 2007 el IEEE al concederle un “milestone” por sus “early developments in remote control”. Construyó el primer teleférico abierto al público en el mundo, el transbordador del Monte Ulía en San Sebastián (1907) y el primer teleférico de Norteamérica, el Niagara Spanish Aerocar, que ha estado en funcionamiento desde su inauguración en 1916 sin haber tenido ningún accidente.

Con sus fundamentales Ensayos sobre Automática (1914), sus ajedrecistas (1912-1922) -los primeros autómatas dotados de “inteligencia artificial” de la historia- y su aritmómetro electromecánico (1920) -probablemente el primer ordenador en el sentido actual del término-, se adelantó en varias décadas a los pioneros de la Informática del siglo XX.